Abrirse, dar gracias, exaltar la gracia de Cristo, pedir, renovar propósitos, esforzarse en ordenar el corazón, son cosas que valen para el futuro. San Ignacio dice con gran sobriedad. “Proponiendo enmienda para adelante.” Ante la misericordia y el juicio de Dios soy el niño pobre y débil, que sólo puede poner su esperanza en Dios y su misericordia, y así proponer ser bueno. Nuestra voluntad orientada hacia Dios, los buenos propósitos, el enfoque de nuestra vida; en una palabra, todo cuanto hay de bueno en nosotros tiene que humillarse de nuevo en esta meditación. Todo cuanto somos, excepto el pecado, es don de Dios, nos viene del Padre de la luz.
En esta situación encaja el padrenuestro con que debemos concluir. En él se nos habla del Padre que está en los cielos, que se compadece; de su voluntad de gracia, de las creaturas que constituyen el reino; de la venida de este reino, del pan de vida, del perdón, de la liberación de todas las asechanzas tentadoras y de las cadenas del mal. Cúmplanse en nosotros todas estas súplicas. Se cumplen, si nosotros, abandonados al amor de Dios, llegamos al termino eternamente definitivo.
¿A qué te invita el Señor al finalizar el día? ¿qué le dices al Señor hoy?