+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que Yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que Yo amo al Padre y obro como Él me ha ordenado.
Palabra del Señor.
Reflexión
“Les dejo mi paz, les doy mi paz”: muchas veces estas palabras de Jesús resuenan en nuestros oídos, y sin duda no hemos entendido en plenitud lo que nos quiere decir. ¿Cuál es la paz que nos pide el Señor? “La paz que yo les doy no es como la paz del mundo”. Si miramos a nuestro alrededor veremos que la paz que vivimos es frágil, transitoria, y constantemente amenazada. Conflictos entre naciones, tensiones internas por pugnas políticas, el clima laboral de las empresas e instituciones muchas veces es malo e inseguro, al interior de las familias la vida agitada y el consumismo, atenta contra el compartir del pan cotidiano, y el diálogo y la expresión de los sentimientos se ha ido perdiendo. Y aunque parezca desalentador todo esto, el don de la paz que El Señor nos regala, resulta fundamental para afrontar este escenario. Jesús nos dejará la paz, pero al precio de su dolorosa salida de este mundo. Hoy leemos sus palabras dichas antes del sacrificio de la Cruz y que fueron escritas después de su Resurrección. De este modo, hoy debemos comenzar por trabajar nuestra propia paz interior y proyectarla a los demás.
¿Cuáles son mis miedos y angustias que alteran mi paz interior? ¿Estoy dispuesto a ser portador de la paz que nos dejó Jesús antes de partir?