+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: “Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir”.
Palabra del Señor.
Reflexión
El evangelio dice que Jesús miraba, y por ello vio, vio algo que fácilmente nos puede pasar desapercibido hoy, como lo fue ayer, por no ser grandioso ni merecer una foto en los grandes medios de comunicación. Vio a personas ofreciendo su limosna en el templo, a ricos y a una viuda pobre, que depositó dos pequeñas monedas. El modesto aporte de la viuda no sirve para nada, si lo miramos en términos económicos, pero Jesús tiene criterios diferentes. ¿Cómo es que los dos centavos de la viuda pueden valer más que las muchas monedas de los ricos? Al llamar la atención de los discípulos hacia el gesto de la viuda, les enseña a ellos y hoy a todos nosotros, con claridad y sencillez, a ser capaces de mirar lo único que valía la pena ver: el generoso deseo de compartir de aquella pobre mujer. Un criterio muy importante en esta escena es el siguiente: «todos éstos han echado como donativo de lo que les sobra, ésta en cambio ha echado de lo que necesita, de todo lo que tiene para vivir». Es el contraste evangélico que existe, cuando queremos vivir la solidaridad, y se concreta entre, dar de «lo que me sobra» o dar de «lo necesario para vivir». Lucas nos hace entrar de inmediato en una situación de vida que nos interpela con todo su dramatismo.
¿Cuáles son las dificultades y las alegrías que has encontrado en tu vida para practicar la solidaridad y compartir con los otros?