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Juan 6, 1-15: Distribuyó A Los Que Estaban Sentados, Dándoles Todo Lo Que Quisieron

6 de Mayo 2021     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”
Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”.
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”
Jesús le respondió: “Háganlos sentar”.
Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.
Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”.
Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.

Palabra del Señor.

Reflexión

En el día de hoy interrumpimos el orden de las lecturas del Tiempo de Pascua porque, junto a toda la familia salesiana del mundo, celebramos la Fiesta de Santo Domingo Savio, el alumno santo de Don Bosco, modelo de santidad juvenil. Por esta razón la lectura del evangelio está tomada de la misa de Domingo Savio y corresponde a la Multiplicación de los panes, narrada por San Juan. ¿Por qué esta lectura? La respuesta está en el versículo 9 del capítulo 6. Tenemos una gran multitud siguiendo a Jesús a orillas del mar de Galilea. El Señor contempla a la multitud y cuestiona a sus discípulos sobre cómo poder alimentar a tanta gente. Ninguno de sus discípulos ofrece una solución adecuada, sólo escusas; pero he aquí que, en el versículo 9, aparece un joven (un muchacho o adolescente) que, ante la pregunta planteada por Jesús, le ofrece sus cinco panes y dos pescados. Fijémonos que inmediatamente Jesús da la orden de que se siente todos, bendice los panes y peces y empieza a distribuirlos. Aquí la importancia del joven: gracias a su generosidad, a su confianza en Jesús, el Señor puede hacer un milagro tan maravilloso. El Señor puede hacer maravillas cuando encuentra un corazón dispuesto, así lo entendió el joven del evangelio y entregó a Jesús todo lo que tenía. A Domingo Savio sólo le bastaron 15 años para alcanzar la gran meta de la santidad, porque él era feliz de servir a los demás, para él la santidad consistía en estar siempre alegre. Santo Domingo Savio, ¡quiero ser como tú!

Como el muchacho del evangelio Domingo le entregó su vida a Jesús y el Señor hizo maravillas en él. ¿Vivo mi vida con alegría? ¿estoy dispuesto (a) a ayudar a Jesús? ¿quiero ser santo (a)? 

Categories: Evangelio diario

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