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Juan 6, 44-51: Yo Soy El Pan de Vida

30 de Abril 2020     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Jesús dijo a la gente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza viene a mí.

Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida.

Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.

Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo.

Palabra del Señor.

Reflexión

Durante los 40 años que duró la travesía del desierto (Éxodo) para el pueblo de Israel, ellos recibieron de Dios el maná o pan bajado del cielo; un mes después de la primera Pascua empezó a caer el maná y terminó de caer en la primera Pascua celebrada en la tierra prometida, por eso tiene sentido que el tema del maná resuena en estos días en que celebramos la Pascua. En tiempos de Jesús el maná simbolizaba la enseñanza de Dios a su pueblo, así como el maná bajaba para todos, la enseñanza de Dios también es para todos (“todos serán instruidos por Dios”). Por esta razón Jesús insiste en que todos llegan a Él movidos por el amor y la voluntad del su Padre Celestial. De esta insistencia del Señor se concluye que aceptar a Jesús en la propia vida significa aceptarlo como el verdadero pan bajado del cielo, como la verdadera y definitiva Palabra de Dios, como el único pontífice (puente) que une a Dios con los seres humanos, como el único y exclusivo camino de verdadera vida, como el único que nos puede incorporar plenamente en la total comunión (común-unión) con el Padre Celestial.

Nuestra plena realización, nuestra felicidad total consiste en ser uno con Dios, vivir para Él, vivir por Él, vivir con Él; y el camino para alcanzar esta meta pasa por encontrar a Jesús y seguirlo, y lo encontramos en medio de las hermanas y hermanos, en la comunidad. ¿Dónde tengo puesto mis anhelos de felicidad? ¿Jesús es todo para mí? ¿Me dejo conducir por Jesús, me dejo instruir por sus enseñanzas?

Categories: Evangelio diario

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