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Marcos 9, 14-29: Creo, Señor, ayúdame porque tengo poca fe.

25 de Febrero 2019     Freddy Araya    

12-02-2019

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Después de la Transfiguración, Jesús, Pedro, Santiago y Juan bajaron del monte. Llegaron donde estaban los otros discípulos y los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. Él les preguntó: “¿Sobre qué estaban discutiendo?”
Uno de ellos le dijo: “Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron”.
“Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo”. Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: “¿Cuánto tiempo hace que está así?”
“Desde la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos”.
“¡Si puedes…!”, respondió Jesús. “Todo es posible para el que cree”.
Inmediatamente el padre del niño exclamó: “Creo, ayúdame porque tengo poca fe”.
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, Yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más”. El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: “Está muerto”. Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró a la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?”
Él les respondió: “Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración”.
Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy Jesús encuentra mucha gente alrededor de los discípulos y un padre estaba desesperado, pues un espíritu mudo se había apoderado de su hijo. En este escenario, los discípulos no fueron capaces de expulsar al demonio del cuerpo del niño. Jesús nos enseña a confiar en el poder de la fe y en el poder de la oración. La falta de fe y de oración se pone de manifiesto desde el momento en que los discípulos se ponen a discutir con los adversarios, en lugar de ocuparse del enfermo como corresponde. El que manifiesta fe es el padre del muchacho y por esta fe Jesús puede hacer lo que le pide. Por eso en nuestra oración de hoy resulta necesario meditar y repetir interiormente esta sentencia de Jesús: “todo es posible para el que tiene fe”. Y preguntarnos en qué momento de mi vida estoy ahora; y medir de algún modo nuestro nivel de confianza en mi Dios y Señor, en Aquel que también quiere derramar su fuerza amorosa y su gracia, para liberarnos de aquellas ataduras que no nos dejan ser libre, o que amargan nuestra existencia.

¿Has vivido ya una experiencia de impotencia ante el mal y la violencia? ¿Ha sido una experiencia sólo tuya o también de la comunidad? ¿Cómo la venciste o la superaste?

Categories: Evangelio diario

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