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Mateo 20, 17-28: El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes.

28 de Febrero 2018     Freddy Araya    

7 de diciembre

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 20, 17-28
Mientras Jesús subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer día resucitará”.
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante Él para pedirle algo.
“¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús.
Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”.
“No saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé?”
“Podemos”, le respondieron.
“Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre”.
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy aunque nos habla de tres puntos: el tercer anuncio de la pasión, la petición de la madre de los hijos de Zebedeo y la discusión de los discípulos que quieren el primer puesto, podemos descubrir lo que nos quiere decir a nosotros. El anunció de la pasión y de las humillaciones que tendría que sufrir el Señor, no siempre se escuchan. Parece más interesante pensar en ese reino de felicidad que vendrá y en los puestos más destacados en este reinado. Hoy como ayer, Jesús rechaza esos deseos mundanos y nos pide que no caigamos en esa trampa. En la nueva comunidad que Él inicia en esta tierra la autoridad es servicio, no gloria. Seguir a Jesús implica estar dispuestos a servir de corazón aun cuando no obtengamos ningún éxito humano por ello.
Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que acontecen en mi vida?

Categories: Evangelio diario

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