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El Milagro

29 de Agosto 2016     soporte    

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Te invitamos a leer detenidamente.
Marcos 2, 1-12
Tiempo después, Jesús volvió a Cafarnaúm. Apenas corrió la noticia de que estaba en casa,  se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta.  Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla.  Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla.  Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, se te perdonan tus pecados.» Estaban allí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior: «¿Cómo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?» Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: «¿Por qué piensan así?  ¿Qué es más fácil decir a este paralítico: Se te perdonan tus pecados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda?  Pues ahora ustedes sabrán que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados.»  Y dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue.  La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: «Nunca hemos visto nada parecido.
Termino este día con la certeza del amor que tiene la mirada cariñosa de Jesús por el paralítico, o la mirada tierna y el abrazo fiel del Padre del hijo pródigo reza con algunas de las siguientes preguntas:
¿Quiénes me llevan a Jesús en la camilla?  ¿Por qué me llevan, que les preocupa de mí?
¿Qué actitudes mías me paralizan, son defensa  sobre las cuales me niego a aceptar discusión o crítica alguna?
¿De qué pecados de hoy, me tiene que perdonar el Señor?

Categories: Buenas Noches

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