Te invitamos a leer detenidamente.
Lucas 24, 13-16.
Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
Al igual que los discípulos de Emaús, también nosotros estamos “en camino”. Igual que ellos, también nosotros hemos tenido en nuestras vidas acontecimientos que nos han impactado, que nos han marcado. Mira los tuyos en el día de hoy: tu vida familiar, tus amigos y amigas, tus amistades del Colegio, del trabajo, etc. tu vida afectiva, alguna decisión importante … Mira tu día hacia atrás, y revive esos acontecimientos nuevamente.
Igual que los discípulos de Emaús, también nosotros hemos tenido decepciones : “nosotros esperábamos…” Recuerda y revive esas decepciones, esos momentos de dolor y tristeza.
En este día, en esas alegrías y tristezas, ha estado presente el Señor. Como con los discípulos de Emaús, el Señor ha caminado a nuestro lado y no siempre lo hemos reconocido. El Señor nos ha acompañado hoy en nuestro caminar y necesitamos reconocerlo en esas experiencias, personas y lugares en los que se nos ha manifestado.
La invitación es a recorrer tu día reconociéndolo. Invita al Señor a caminar por tu historia personal y pídele que te abra los ojos para encontrarlo ahí donde ha estado junto a ti. No se trata sólo de hacer un paseo por tu día, sino de ir al encuentro donde El ahí ha estado.
¿Qué te dice el Señor hoy antes de dormir? ¿En qué personas, percibí la presencia del Señor, hoy? Exprésala a Dios lo que sientes y deseas.
