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Mt 11, 25-30

9 de Julio 2017     soporte    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo:
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce el Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.

Reflexiona

La respuesta “automática” al saludo ¿cómo estás? Es, ¡Bien! Sin embargo a veces eso no es más que una fachada que no logra tapar aspectos de la realidad personal, familiar o social, pues en ocasiones nuestra vida, es muy diferente, a esa simple respuesta que damos. Hoy Jesús nos invita en primer lugar a abrir los ojos a nuestra realidad y a asumir que hay partes de nuestra vida que no son brillantes, ni están llenas de luz. Y reconociendo que nos sentimos cansados, que a veces no terminamos de encontrar sentido a este mundo, que nos quedamos cortos de esperanza y largos de tristeza, estamos invitados a acercarnos a Jesús. Porque su “yugo es llevadero” y su “carga, ligera”. Ése es el Evangelio que se ha revelado a la gente sencilla, a los que son capaces de abrir su corazón, y reconocer que, al final, dependemos de él, de Dios, porque sólo de él nos puede llegar la verdadera paz, el auténtico consuelo, el seguro descanso. Si fuera el Señor quien te preguntara ¿cómo estás… qué responderías?

Categories: Evangelio diario

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