Estamos llegando al final de una semana, tal vez compleja, pero no ajena de la presencia de Dios.
Hoy te propongo traer a la memoria todos los beneficios en que Dios te ha manifestado su amor en este día. Considera todo lo que Dios ha hecho por ti, y cómo desea aún darme mucho más y comunicárseme El mismo. Como respuesta a este amor, mi corazón manifiesta el deseo de responder, dándome entero yo mismo, poniéndome con todo lo que soy y poseo, en sus manos:
«Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo cuanto soy y poseo; Tú me los diste, a Ti deseo entregártelo; todo es tuyo, dispón de acuerdo con tu voluntad, dame tu amor y gracia, que esto solo me basta».
¿A qué cosas me invita el Señor, luego de lo vivido hoy?
¿Qué puedo cambiar en mi relación con los demás?
¿Qué me dice el Señor en los acontecimientos de este día?
