+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús dijo a los fariseos:
“Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”.
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquéllos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta.
El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir.
Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En esta cuarta semana del Tiempo de Pascua nos sigue acompañando, como es tradicional desde los primeros siglos, el Evangelio según San Juan, del cual, hoy y mañana, leeremos versículos tomados del capítulo 10. Hoy leemos el comienzo de este capítulo que nos presenta un discurso sobre la Puerta y el Pastor que se ubica entre los discursos de Jesús referentes a dos Fiestas de los judíos, de hecho, este texto sirve de conclusión a los discursos sobre la Fiesta de los Tabernáculos (Jn 7,1ss) y de introducción al discurso de la Fiesta de la Dedicación (Jn 10,22ss). Ambas fiestas estaban relacionadas en el ambiente judío, siendo la de la Dedicación como una segunda fiesta de los Tabernáculos. La Fiesta de la Dedicación celebraba la nueva dedicación del Templo de Jerusalén por parte de Judas Macabeo y se preparaba con las lecturas sinagogales referidas al tema de las ovejas y el pastor, destacando entre ellas el texto de Ez 34. En el ambiente de la Fiesta de la Dedicación venían a la memoria una serie de malos pastores surgidos desde el período de los asmoneos hasta el tiempo de Jesús, lo cual implicaba a fariseos y saduceos por igual. Por eso el texto leído nos presenta en realidad una doble parábola de la Puerta y del Pastor. Jesús es la Puerta por la que pasa el verdadero pastor (según el corazón de Jesús), no los fariseos o saduceos que son “ladrones y bandidos”, Jesús es la Puerta por la que pasan las ovejas a la Salvación (Sal 118,20) ya que sólo Él vino para dar vida (versículo 10) Jesús es el Pastor que conoce íntimamente a su rebaño y cuida de cada uno de sus seguidores (ver Nm 27,16-17; Lc 15,3-7) no como los fariseos y saduceos (sacerdotes del Templo).
¿Qué significa para mí que Jesús sea mi Pastor? ¿He experimentado al Señor como mi “buen” pastor? ¿De qué manera valoro el sacrificio de Jesús por mí? ¿Conozco a San Francisco de Sales?
