+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a la multitud:
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros: “¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!”
Porque llegó Juan el Bautista, que no come ni bebe, y ustedes dicen: “¡Está endemoniado!” Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
Avanzamos en la segunda semana de Adviento y seguimos en compañía de Juan Bautista, de acuerdo con la narración del Evangelio según San Mateo. Jesús siente y conoce el rechazo de su pueblo al Reino de los Cielos presente en su persona (Mt 11,20-24), por eso cuando usa la frase “esta generación” la usa siempre en forma peyorativa para referirse a su pueblo, pero sobre todo a la clase dirigente de Israel, que le ha rechazado con todas sus fuerzas (Mt 12,14) y no sólo a él sino también a Juan (Mt 4,12). Esta es la función de la breve parábola de los niños que narra el Señor. Son niños “taimados” a los cuales primero se les toca música alegre y no bailan y luego se les toca música fúnebre y no lloran. La parábola hace una doble referencia, en primer lugar, al estilo austero, rudo y exigente de Juan Bautista (Mt 3,1-12), el cual invitaba (con duras palabras) a la conversión y preparación para la llegada de los tiempos mesiánicos, por lo cual fue rechazado. En segundo lugar, la parábola refiere a la persona de Jesús de Nazaret, el cual, con su estilo manso y humilde, compasivo y misericordioso, trae la alegría de los tiempos mesiánicos con el gozo del Evangelio (Mt 5,1-12), pero también es rechazado. San Jerónimo parafrasea la parábola: «Con nuestros cantos os hemos exhortado a hacer buenas obras, a bailar al son de nuestra flauta, como bailó David ante el arca del Señor, y no habéis querido. Nos hemos lamentado y os hemos llamado a la penitencia y tampoco habéis querido hacer esto, despreciando ambas predicaciones». Pero frente a esto, la sabiduría de Dios queda justificada por las obras de Juan y de Jesús y aquellos que abren su corazón lo comprenden y se convierten.
¿Cómo vivo las exigencias de Juan el Bautista? ¿Cómo vivo la alegría de Jesús de Nazaret? ¿Qué puedo hacer para no pertenecer a “esta generación” que rechaza al Reinado de Dios?