+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una i ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Palabra del Señor.
Reflexión
Continuamos con la tercera semana del Tiempo de Cuaresma, y en el día de hoy el Evangelio según San Mateo nos trae tres versículos que tiene que ver con la nueva forma de vivir la Ley de Dios, que enseña Jesús. Cuando se habla de la Ley y los Profetas en el Nuevo Testamento, es para referirse a la Biblia, en concreto al Antiguo Testamento; los judíos llamaban Ley (Toráh en hebreo) al Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia y con el concepto de Profetas (Nebiim en hebreo) nombraban a los libros históricos (llamados profetas anteriores) y a los libros proféticos (llamados profetas posteriores). En su enseñanza el Señor Jesús ha criticado fuertemente a los fariseos por su interpretación ritualista y legalista de la Ley y los Profetas, privilegiando preceptos humanos por sobre la Voluntad de Dios presente en la Sagrada Escritura, esto ha llevado a algunos a pensar que Jesús atacaba, destruía y abolía la Ley, pero no es así, el Señor, en su condición de Hijo de Dios dice que viene a darle cumplimiento, a mostrar la verdadera forma de vivir la Ley y los Profetas, de acuerdo con la voluntad del Padre Celestial que lo ha enviado. Los primeros cristianos tuvieron este problema de comprender la nueva visión del Señor sobre la Ley, algunos quisieron eliminarla de raíz y otros querían obligar a todos a practicar cada uno de los 613 mandamientos de la Toráh (Ley). Jesús no está en ninguno de los dos extremos, Él como buen judío cumple la Ley y los Profetas, pero no en forma legalista, como los fariseos, sino dándole su verdadero sentido, reinterpretándola, según la voluntad de su Padre Dios como Ley inscrita en el corazón de las personas.
¿Tengo una Biblia en mi casa? ¿Le he dado espacio a la lectura de la Biblia? ¿He aprendido a interpretar el Antiguo Testamento con los ojos de Jesús?