Había una vez una niña que esperaba todas las navidades sus regalos. Generalmente, en la Noche Buena recibía muchos chocolates, por lo tanto, pasaba todos esos días muy feliz porque le gustaban demasiado. Con el tiempo empezó a preguntarse si el verdadero sentido de la Navidad era comer chocolates porque, paradójicamente, luego de comerlos experimentaba un sentimiento de amargura. Algo no esta bien en ella, sentía que a su vida le faltaba alegría, esperanza y comunión con su familia. Un día recibió una invitación se trataba de un encuentro navideño de jóvenes que organizaba la parroquia, sintió la necesidad de ir y sólo allí descubrió lo que anhelaba su corazón: el mejor regalo es Jesucristo, príncipe de la paz. Esa Navidad igual comió chocolates, pero sabían mejor porque estaban llenos de sentido que el niño Jesús había iluminado.
Lorena Basualto
EIPJ, Ámbito Evangelización y catequesis
¿Has descubierto el verdadero regalo de esta Navidad?