Uno de los seguidores de Junaid acudió a éste con una bolsa llena de monedas de oro.
«¿Tienes aún algunas monedas más de oro?», le pregunto Junaid.
«Sí, muchas más.»
«¿y estás apegado a ellas?»
«Sí, lo estoy.»
«Entonces debes guardar también éstas, porque tu necesidad es mayor que la mía. Como yo no tengo ni deseo nada, soy mucho más rico que tú, ya ves…»
El corazón del instruido es como un espejo:
no se apodera de nada ni rechaza nada; recibe, pero no guarda.
¿Qué me dice El Señor en esta noche?