+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: “Éste expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de Él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy jueves de la tercera semana del Tiempo de Cuaresma volvemos al Evangelio según San Lucas que también habíamos leído el lunes recién pasado; el evangelista nos presenta hoy una controversia en torno al actuar de Jesús. El texto empieza con un milagro brevemente narrado: Jesús expulsa un demonio mudo (Lc 11,14). Los adversarios del Señor no niegan la realidad del milagro, sino que cuestionan el origen del poder de Jesús y se lo atribuyen a Belzebul, es decir, al Demonio; cabe recordar que Belzebul era el nombre de un ídolo cananeo, Ba’al-Zebul, que los judíos habían usado para nombrar a Satanás. Sabemos por los relatos de los evangelios que la predicación del Maestro de Nazaret es una lucha sin cuartel contra el Demonio y todo lo que él conlleva y significa, por eso frente a la malévola acusación que le hacen de estar coludido con el Maligno, Jesús da cuatro respuestas a sus oponentes. Primera, si Satanás lucha contra sí mismo (a través de Jesús) como podría subsistir. Segunda, un argumento ad hominem, o sea directo a sus enemigos: entonces ¿Con qué poder expulsan ustedes los demonios? ¿Con el poder del Demonio? Tercera, el Señor dice que expulsa los demonios con la fuerza del dedo de Dios (ver Ex 8,15; 31,18; Dt 9,10; Sal 8,4), haciendo referencia a las maravillas obradas por Dios en el éxodo (el poder de sus dedos), y eso significa que el Reino ha llegado. Cuarta, la comparación o ejemplo de los dos hombres fuertes que luchan por la posesión de un palacio y de todos sus bienes, Jesús es el más fuerte que vence y expulsa al Demonio, por eso los oyentes deben decidirse por él o contra él.
¿Conozco las narraciones de las “maravillas” del éxodo? ¿Dónde puedo ver el “dedo” de Dios actuando en mi vida? ¿Me he decidido por Jesús, estoy con Jesús?