+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Juan Bautista predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo”.
En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre Él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Ayer hemos celebrado la Fiesta de la Epifanía del Señor trasladada, en Chile, desde el día 6 de enero y hoy estamos terminando el Tiempo de Navidad con la Fiesta del Bautismo del Señor que se mueve a este lunes cuando la Epifanía cae el 7 u 8 de enero. Los últimos días del Tiempo de Navidad giran en torno al tema la Epifanía (en griego) o Manifestación (en castellano) del Señor, tema que celebramos en las fiestas de ayer y de hoy. El texto que leemos hoy está tomado del inicio del Evangelio según San Marcos y corresponde a la manifestación de Jesús en su Bautismo. Los versículos que leemos nos presentan a Juan el Bautista haciendo la última y definitiva llamada de Dios al pueblo de Israel (y también a todas las naciones) para que vuelva su corazón a Dios y acoja la salvación que ya trae el Mesías. El carácter decisivo de la llamada a la conversión se refleja de dos maneras: primero, por el lugar en que se hace, el desierto, donde Israel fue puesto a prueba y purificado y, segundo, por la forma de vestir y el estilo de vida de Juan, que reflejan la austeridad esperada y su semejanza con el profeta Elías quien debía volver en el comienzo de la era mesiánica (Mal 3,1.23.24). En efecto Juan presenta a Jesús con las prerrogativas características del Mesías esperado según lo describen todos los profetas: la fortaleza (“es más fuerte que yo”) y el don del Espíritu (“bautizará con el Espíritu Santo”); sobre esto se puede ver, por ejemplo, la profecía de Is 9,6; 11,2. La proclamación de Juan queda confirmada y cumplida con el bautismo de Jesús narrado a continuación, con él se rompe el muro de separación entre los humanos pecadores y Dios.
¿De qué manera me toca la llamada de Juan Bautista? ¿Soy consciente de que estamos viviendo la era mesiánica? ¿Abro mi mente y mi corazón a las propuestas del Espíritu Santo para mi vida?
