+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?”
Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”.
“¿Quién eres, entonces?”, le preguntaron: “¿Eres Elías?”
Juan dijo: “No”.
“¿Eres el Profeta?”
“Tampoco”, respondió.
Ellos insistieron:
“¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”
Y él les dijo:
“Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”.
Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle:
“¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”
Juan respondió:
“Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”.
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos avanzando en el Tiempo de Navidad, ahora en su segunda semana después de la Octava y en este día 2 de enero iniciamos la lectura de la segunda parte del capítulo uno del Evangelio según San Juan; recordemos que la primera parte corresponde al prólogo (Jn 1,1-18) y la leímos el día de Navidad. Esta segunda parte (Jn 1,19-51) la leeremos desde hoy hasta este viernes 5 y en ella el Evangelista nos muestra el testimonio de Juan Bautista sobre Jesús. Juan se puso a bautizar al otro lado del Jordán, llamando a la conversión, es interesante ver que en ese lugar se juntó el pueblo de Israel, guiado por Moisés y Josué, antes de cruzar el Jordán hacia la Tierra Prometida, era el campamento de Sitim (Nm 25,1; 33,49; Jos 3,1; Mi 6,5); es decir, el Bautista está invitando a convertirse para volver a cruzar el Jordán hacia la Tierra Prometida, ante la llegada del Mesías. Los enviados de Jerusalén le cuestionan si él es el Mesías y él lo niega, también le preguntan si es Elías o el Profeta, ya que Malaquías había advertido de la vuelta de Elías (Mal 3,23) y Moisés había anunciado la llegada del Profeta para el Día del Señor (Dt 18,15.18), pero Juan lo niega; él sólo se presenta como la voz que clama en el desierto invitando a preparar el camino para el Señor, tal como había profetizado Isaías. Ante las insistencias de los enviados de los judíos de Jerusalén, Juan dice que él es sólo quien bautiza con agua, pero que ya está en medio del pueblo Aquel a quienes los judíos no conocen y no quieren conocer, indicando así el rechazo que tendrá Jesús por parte de los dirigentes del pueblo de Israel, representados por esos enviados ahí presentes.
¿Siento que estoy en la Tierra Prometida, o todavía estoy en la otra orilla sin decidirme a cruzar? ¿Confío plenamente en el Señor o soy como los enviados de Jerusalén que cuestionan todo? ¿Tengo plena conciencia de lo que significa para mi estar bautizado por Jesucristo?
