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Mateo 15, 21-28: “Mujer, ¡Qué Grande Es Tu Fe!”

9 de Agosto 2023     Freddy Araya    

Día internacional de la mujer 2023

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús partió de Genesaret y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: “¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Pero Él no le respondió nada.
Sus discípulos se acercaron y le pidieron: “Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”.
Jesús respondió: “Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”.
Pero la mujer fue a postrarse ante Él y le dijo: “¡Señor, socórreme!”
Jesús le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros”.
Ella respondió: “¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!”
Entonces Jesús le dijo: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!” Y en ese momento su hija quedó sana.

Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio según San Mateo nos trae el relato de la curación de la hija de la cananea. Este es un milagro arrancado al Señor por la fe de la mujer. A partir de la amenaza, para Jesús, que significaron los escribas y fariseos venidos de Jerusalén (Mt 15,1), el Maestro se retira estratégicamente hacia la región pagana de Tiro y Sidón. Recordemos que los paganos son los no judíos, los no pertenecientes al pueblo de Dios (Israel), mal vistos por todo judío. En este lugar se le acerca al Señor una mujer cananea, llamada así de forma despectiva por ser pagana (recordemos que la Biblia describe a los cananeos como gente idólatra con costumbres abominables); esta mujer sigue a Jesús y le grita pidiendo ayuda para su hija que está muy enferma (atormentada por un demonio), tres veces le pide ayuda y lo hace reconociéndolo como Mesías (Hijo de David) y como Dios (le dice Señor y se postra ante Él). Pero lo más desconcertante es que Jesús no la toma en cuenta y, cuando los discípulos interceden para que la atienda, Él se niega, porque su misión se restringe sólo a Israel; pero la fe de la mujer es más grande que las dificultades y le hace ver a Jesús que, aunque ella no sea digna, igual le basta con las migajas que caen de la mesa para los cachorros (recordemos aquí la fe admirable del centurión, también pagano, ver Mt 8,8). El Señor queda maravillado ante la inmensidad de la fe de la mujer, tanto así que no puede hacer nada más que el milagro que ella le pide. «No dijo [Jesús] “que tu hija sea curada”, sino “hágase según tú quieres”, para demostrar que el poder de su fe había obtenido la curación [Teodoro de Mopsuestia]».

¿Qué mujeres conozco de fe inquebrantable? ¿Cómo es mi fe en comparación con la mujer cananea? ¿Qué hago cuando siento que el Señor no me escucha?

Categories: Evangelio diario

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