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Juan 5, 33-36: El vino nuevo se pone en odres nuevos

16 de Diciembre 2022     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”.
Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.
Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”.

Palabra del Señor.

Reflexión

Hemos llegado al último día de la primera parte del Tiempo de Adviento que ha estado centrada en nuestra preparación para el encuentro con el Señor Jesús en su “segunda venida” o Parusía (=presencia visible). Hoy leemos un texto de la primera parte del Evangelio según San Juan llamada “Libro de los signos”, porque narra siete milagros de Jesús llamados signos por Juan Evangelista. La primera sección de este libro de los signos nos muestra “la gran novedad” que es la presencia de Jesús en medio de Israel; Jesús muestra que “las realidades antiguas han sido sustituidas o reemplazadas por otras nuevas”. En este contexto se da el reemplazo del agua por el vino de la nueva alianza en las bodas de Caná (ver Jn 2,1-12), la sustitución del Templo de piedra por el Cuerpo de Jesús (ver Jn 2,13-22); el creyente puede acceder a esta novedad con el nuevo nacimiento del que habla Jesús con Nicodemo (ver Jn 3,1-21). Así llegamos al texto leído hoy donde Jesús afirma que Él es la suprema autoridad para hablar de Dios, Él es el Revelador que ha venido del Cielo, Él habla sólo de lo que ha visto y oído (ver Jn 1,18), Él habla sólo las palabras de Dios, Él posee la plenitud del Espíritu Santo y lo posee en forma permanente, distinto a aquellos que se les concedió ocasionalmente para una misión específica, como por ejemplo a Juan Bautista que debía dar testimonio del Mesías y así lo hizo; así Juan Bautista es como un instante de luz, una lámpara que arde e ilumina para conducir a los creyentes al Sol que es Jesús (ver Lc 1,78); el Nacimiento de Jesús es el principal acontecimiento que muestra que Dios ha venido a quedarse em forma definitiva entre nosotros para salvarnos.

¿Cómo he vivido esta primera parte del Adviento que hoy termina? ¿Acepto sólo a Jesús como mi único Salvador? ¿Reconozco a Jesús como Luz? ¿Llevo su Luz a los demás?

Categories: Evangelio diario

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