Cuando era joven contrajo la tuberculosis e hizo una promesa a María Auxiliadora, que en caso de sanarse consagraría su vida a los enfermos y luego, contra todo pronóstico médico, sanó y pudo cumplir su promesa. Al principio se ocupó de la farmacia del hospital, y más adelante, asumió la completa responsabilidad del hospital donde se desempeñaba. Es considerado como el enfermero santo de la Patagonia que vive la actitud evangélica de “buen samaritano” en favor de los más desposeídos y enfermos de la Patagonia, a quienes les brindó consuelo y ayuda. Más adelante, reflexionando sobre su vocación, hace la síntesis de esta experiencia diciendo: “Creí, prometí, curé”.
Leontina Lazo
Capilla María Auxiliadora, Parroquia San Juan Bosco, Valparaíso
¿Estamos atentos a nuestra historia donde Dios va haciendo su llamado?