+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Dijo el Señor:
¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: “¡Tiene un demonio!” Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!” Pero la Sabiduría ha sido reconocida, como justa por todos sus hijos.
Palabra del Señor.
Reflexión
Después de la resurrección del hijo de la viuda Jesús recibe a unos discípulos de Juan el Bautista y a propósito de eso define a Juan como profeta y aún más que un profeta, validándolo ante la gente como enviado de Dios, y proclamando que quienes lo escucharon (inclusos los publicanos) reconocieron la justicia de Dios y quienes lo rechazaron (los fariseos y maestros de la Ley) frustraron el designio de Dios para ellos. Como dice Isaías: “¡Ay de los que llaman bien al mal y mal al bien; de los que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas; de los que vuelven dulce lo amargo y amargo lo dulce!” (Is 5,20). En este contexto el Maestro dice la parábola de los muchachos de la plaza para confrontar a la gente de “esta generación”, o sea los fariseos y escribas que se niegan a abrir su corazón al Mesías de Dios. En efecto la parábola desenmascara la hipocresía y dureza de corazón de los oponentes de Jesús, los cuales, cuando vino Juan el Bautista lo rechazaron porque no comía pan ni bebía vino (como los muchachos que no lloraron con los cantos fúnebres) y cuando vino Jesús lo rechazaron porque come y bebe (como los muchachos que no bailaron con la música de la flauta). Los fariseos y escribas pecan contra el Espíritu Santo, porque rechazan a los enviados de Dios, al Bautista por un motivo y al Señor por otro, pero los hijos (los que si escucharon al profeta y al Mesías) reconocieron la justa sabiduría del plan de Dios. «Si me preguntas quienes son estos [dice San Agustín], lee lo que está escrito: “Los hijos de la sabiduría son la congregación de los justos” [Si 3,1 Vulgata]».
¿Qué diferencias encuentro yo entre la predicación de Juan Bautista y la de Jesús? ¿Acepto de corazón el mensaje de Jesús? ¿Hay algo de Jesús que me cueste aceptar?