«Lo que más embellece el desierto, -dijo el Principito- es que oculta un pozo de agua en alguna parte. Me sorprendió comprender de pronto ese misterioso resplandor de la arena. Cuando yo era niño, vivía en una casa antigua, y la leyenda decía que allí había un tesoro escondido. En verdad nadie llegó a descubrirlo y posiblemente ni siquiera lo buscó. Pero era el tesoro el que encantaba toda la casa. Mi casa escondía un secreto en el fondo de su corazón.
Sí -dije al Principito-. Ya se trate de la casa, de las estrellas o del desierto, lo que constituye su belleza es invisible».
(El Principito)
¿Qué tesoro estás llamado/a a descubrir allí donde estás?