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Mateo 19, 23-30: Es Más Fácil Que Un Camello Pase Por El Ojo De Una Aguja, Que Un Rico Entre En El Reino De Los Cielos

17 de Agosto 2021     Freddy Araya    

17-10-2018

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que difícilmente un rico entrará en, el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”.
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”.
Pedro, tomando la palabra, dijo: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?”
Jesús les respondió: “Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros”.

Palabra del Señor.

Reflexión

A raíz del fracaso del joven rico, Jesús advierte a sus discípulos (y a nosotros) sobre los peligros del dinero. Las riquezas o bienes materiales no son un problema sólo del joven rico, sino de toda persona, ya que pueden apartar el corazón de Dios y provocar la ruptura con el prójimo; por este motivo el Maestro hace esta comparación hiperbólica del camello con el ojo de una aguja, la inmensa desproporción de la comparación (típica de Jesús) indica que para seguir al Señor hay que hacerse “pequeño” y el peso de las riquezas es “demasiado grande”, la colorida imagen usada por el Maestro parece sugerir que el dinero es una dificultad insuperable para seguirlo a Él; pero para Dios nada es imposible (Gn 18,14; Job 42,2), sólo confiándonos en Dios podemos abrir el corazón para empezar a liberarnos de los bienes materiales, por puro esfuerzo humano es imposible. Siguiendo con el fracaso del joven rico, Pedro pregunta a Jesús qué les tocará a los Doce, ya que ellos lo han dejado todo para seguirlo. El Señor da dos respuestas a esta pregunta. La primera, que es un dicho de Jesús conservado en la Fuente Q, anuncia que los Doce se sentarán en tronos para juzgar a Israel (ver Dn 7,9; 1 Cor 6,2), si no se convierte de su incredulidad para con Jesús (ver Ez 47,13; M7 10,6; 15,24). La segunda, anuncia que todos (as) los discípulos (as) que han dejado todo (familia, bienes y riquezas) para seguirlo, no quedarán en el vacío de la nada o del sinsentido, sino que recibirán una riqueza mucho mayor, imposible de contar, de calcular, de imaginar, esto es, la vida eterna junto a Dios. El último versículo (30) hace referencia al cambio de suertes que sucederá en el final (=talión escatológico).

¿Qué apegos materiales tengo, qué actitudes tengo frente al dinero y al consumo, qué actitud tengo frente a la “última moda” y la “última tecnología”? ¿Qué actitud tengo para con el pobre y el marginado? ¿Tengo clara mi opción de vida? ¿Es Dios o el dinero?

Categories: Evangelio diario

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