+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y sus escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: “¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?”
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se conviertan”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Terminamos esta semana en la cual hemos iniciado el Tiempo de Cuaresma con el “Sábado después de Ceniza”. El evangelio de hoy está tomado de San Lucas y nos narra la vocación de Leví, el publicano, un hombre que está sentado en la mesa de recaudación, posición que nos quiere indicar que él está atado a las riquezas. Recordemos que la persona que Jesús está llamado es un despreciado cobrador de impuestos. El Maestro de Nazaret viene a liberar de todas las ataduras, por eso le hace la invitación, que a la vez es un mandato: “Sígueme”. La rapidez con la que Leví reacciona y el abandono de todo indica su cambio interior y su total entrega a Jesús. La celebración del banquete nos muestra el deseo del Señor de estar con sus creaturas, de celebrar la fiesta, la alegría, la amistad y el regocijo; a este banquete acuden personas de dudosa reputación y esto es lo que escandaliza y enfurece a los fariseos, debido a su estrecha visión sobre quienes debían salvarse. Para responder a los hipócritas cuestionamientos de los fariseos, Cristo Jesús se identifica como el Médico, título muy apreciado por los primeros cristianos y que sólo los enfermos saben apreciar. La frase final “Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan” indica que la actuación de Jesús es permanente (he venido está en tiempo perfecto), que no llama a los justos (esto es, a los que se creen justos) sino a los pecadores para que se conviertan (la gracia de la llamada de Dios es gratuita, pero exigen un cambio de vida como el de Leví).
¿Estoy dispuesto (a) a seguir a Jesús sin condiciones? ¿Con los pecadores, soy juez como los fariseos, o médico como Jesús? ¿A qué me está llamando el Señor en esta Cuaresma?