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Marcos 4, 26-34: ¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? – San Juan Bosco

31 de Enero 2020     Freddy Araya    

04-04-2019

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

“El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica enseguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”.
También decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”.
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

Palabra del Señor.

Reflexión

Las dos parábolas de Marcos nos invitan a reflexionar sobre dos aspectos sencillos pero muy decisivos para nuestra vida de fe: uno, que en el curso de la vida también hay un nivel de intervención que sólo es de Dios (la semilla que crece por sí sola); y otro, que la fecundidad de la vida surge a partir de cosas muy pequeñas (el grano de mostaza). De este modo, las parábolas que se nos comunican hoy nos invitan a seguir trabajando en la construcción del Reino, aunque a veces no veamos los frutos de la siembra. Son una invitación a no estar ansiosos o dependientes de los supuestos éxitos o de inmediatas respuestas a nuestros esfuerzos. El Reino crece, lentamente, ocultamente, y cuando menos lo esperamos vemos sus frutos. Hoy más que nunca debemos tener confianza y creerle a Dios, pues no somos nosotros quienes hacemos crecer la semilla, sino Él.

Que como Don Bosco, nos atrevamos a dejar actuar a Dios en nuestras vidas y en la vida de las demás personas, para que su chispa, su gracia y su don, vuelvan fecunda nuestra historia y cada momento de la existencia. Preguntémonos hoy: ¿Confío a Dios mi vida y el anuncio que estoy haciendo con ella del Reino de Dios?

¡Feliz Fiesta de San Juan Bosco!

Categories: Evangelio diario

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