+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Los discípulos preguntaron a Jesús:
“¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?” Él respondió: “Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también harán padecer al Hijo del hombre”. Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
En el evangelio de hoy se nos indica cómo la gente esperaba que Elías volviera para reconstruir las comunidades: reconducir el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres. Esta era la gran esperanza de la gente. Jesús interpreta que la esperanza de Elías se concretó en Juan el Bautista. De este modo, Jesús equipara a Juan Bautista con Elías. Juan, con su predicación encendida, anunció la inminente llegada del Reino de Dios, pero los corazones cerrados no se dejaron encender por este fuego. Por eso, Juan, como muchos profetas, tuvo una muerte violenta en las manos de los poderosos del momento. El Señor a sus discípulos y a nosotros nos hace comprender, la certeza de la Hora… en el padecimiento; es el signo de los Profetas, el del Mesías. En este tiempo de Adviento debemos estar muy pendientes de los profetas, porque Elías y Juan el Bautista están muy presentes en nuestro mundo: anunciando y denunciando, con fuego, sí, pero también con denuncias de las estructuras de pecado que nos rodean, con testimonios de sacrificios por el Reino que llega…
A la luz del evangelio nos preguntamos: ¿Qué Mesías esperamos? ¿el de los maestros de la Ley: un Mesías guerrero, victorioso…? ¿Un Mesías acomodado a nuestros intereses? Diría más: ¿Realmente lo esperamos? O incluso ¿Queremos que venga?
