“Dios no muere
el día en que dejamos de creer
en una divinidad personal,
sino que morimos nosotros
el día en que nuestras vidas
dejan de estar iluminadas
por el continuo resplandor,
renovado día a día,
de un prodigio cuya fuente
excede todo razonamiento”.
¿Qué te dice el Señor al terminar el día?