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Lucas 6,27-38: Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen?

12 de Setiembre 2019     Freddy Araya    

20-10-2017

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo a sus discípulos: «Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
Palabra del Señor.

Reflexionemos

En el Evangelio de san Lucas nos propone el amor a nuestros enemigos como el ideario que pone en tela de juicio nuestras opciones más profundas. Es un texto subversivo: cambia de raíz los esquemas del corazón humano. Hacer el bien a los que nos persiguen y prestar sin esperar nada. ¿Cómo podemos amar a quienes no nos aman? Es más, ¿cómo podemos amar a quienes sabemos cierto que nos quieren mal? Llegar a amar de este modo es un don de Dios, pero es preciso que estemos abiertos a él. La compasión será el nombre del amor, y tenemos en el Padre un modelo sobre cómo ejercerla: sin enjuiciar a los hermanos, sin ser dados a la condena, mostrando el perdón con generosidad. El modelo es el Padre que en su misericordia desea que todos estemos con él. La recompensa aparte de no provocarnos úlceras estomacales por andar nerviosos y buscando la ocasión de la venganza es ser hijos del Dios Altísimo. En el corazón de Jesús está presente este deseo de que todos actuemos así. Parece una utopía, pero se hace realidad cuando nosotros escuchamos el mensaje y lo practicamos. Hoy, celebramos la fiesta del nombre de María, nombre santo y maternal y en su imagen y testimonio, podemos encontrar pistas para vivir cada día.

¿Qué quiere decir hoy “ser misericordioso como el Padre celestial es misericordioso»? ¿Con qué medida voy midiendo a los demás y a mí mismo?

Categories: Evangelio diario

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