Todo el mundo la conoce por pública pecadora, pero ella no teme aparecer, a pesar de su fama, en un convite para ponerse a los pies de Jesús. Reconoce así públicamente el amor que le tiene y la confianza en él. No hacen falta palabras. Bastan los gestos a los pies de Jesús. El fariseo se escandaliza.
Jesús le dice: “Sus numerosos pecados le quedan perdonados por el mucho amor que demostró”, y a ella le dice:
“Tu fe te ha salvado, vete en paz”.
La mujer pecadora
Lucas 7, 36-50
¿Qué experimentas con estas palabras de Jesús? “Tu fe te ha salvado, vete en paz”!