+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Al verse rodeado por la multitud, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla. Entonces se aproximó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré adonde vayas”.
Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Otro de sus discípulos le dijo: “Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre”.
Pero Jesús le respondió: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Muchos de los que escuchan a Jesús desearían acompañarlo en adelante. La fuerza y el atractivo de sus palabras cautivan a sus destinatarios. Hoy el evangelio, crea una escena en la orilla del lago propicia para la decisión del ‘seguimiento’: una gran multitud apretuja al Maestro, da la orden a los discípulos a ir a la ‘otra orilla’ y en ese contexto se acercan un escriba y un discípulo con la intención de unirse a esa travesía del Nazareno. En esta escena no hay nada estático: todo es movimiento. Pero se impone el realismo. Refleja la urgencia y el desapego al seguir al Señor. Por supuesto que Jesús nunca querría que abandonemos nuestros afectos familiares, y de hecho, él no lo hizo. Pero debemos reconocer que estos lazos no podrían nunca impedir un camino de fe y libertad. El encuentro con Jesús, puede liberar a alguien de lazos que lo oprimen, atan e inmovilizan. En suma, para seguir a Jesús hay que estar dispuesto a vivir “en los límites”: apoyados en la providencia de Dios, no en seguridades humanas; y renunciando a apegos legítimos que puedan entorpecer la labor evangelizadora. Seguir a Jesús, en nuestros días, es un desafío de gran envergadura..
Ser discípulo, discípula, de Jesús. Seguir a Jesús. ¿Cómo estoy viviendo el seguimiento de Jesús?