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Juan 17, 1-11a: Padre, glorifica a tu Hijo.

4 de Junio 2019     Freddy Araya    

22-02-2019

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
Padre, ha llegado la Hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que Él diera Vida eterna a todos los que Tú les has dado. Ésta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.
Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que Yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra.
Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que Tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que Yo salí de ti, y han creído que Tú me enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos.
Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y Yo vuelvo a ti.
Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de Juan, a lo largo de los últimos días, hemos ido viendo cómo Jesús, a la vez que se define a sí mismo, concreta su relación con el Padre, y prepara el camino a sus discípulos, subrayando la continuidad que hay entre Él y la Iglesia que comienza sus andanzas. Es interesante ver como comienza el evangelio de hoy o más precisamente los gestos que allí aparecen: Jesús, levantó los ojos al cielo. Al marcar este gesto y esta posición de su persona, el evangelista concentra nuestra mirada en Jesús, así como él se concentró en la comunión que su oración le abría al entablar el diálogo con su Padre. Jesús reza también con su cuerpo, con toda su persona. Jesús ora. Se comunica con el Padre en una forma familiar, la misma que nos mostró a lo largo de su vida pública y que nos enseñó en la oración del Padre Nuestro. Pero hoy, resulta significativo cómo Jesús se preocupa de orar por sus discípulos, por aquellos que están con él ahí y también por nosotros aquí y ahora. Su preocupación es porque sabe que seguimos en el mundo, un “mundo” muy alejado de los valores evangélicos de solidaridad, paz, amor y justicia. La oración de Jesús es una gran fuente de fuerza, especialmente para nuestra labor de laicos y laicas en la misión de cambiar el mundo conforme al plan de Dios.

A la luz de la reflexión de hoy ¿Cuáles son las palabras de las personas queridas que tu guardas con cariño y que orientan tu vida? En caso de que te fueras, ¿qué mensaje dejarías para tu familia y para la comunidad?

Categories: Evangelio diario

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