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Juan 7, 1-2. 10. 14. 25-30: Quisieron detenerlo, pero todavía no había llegado su hora.

5 de Abril 2019     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.
Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también Él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar.
Algunos de Jerusalén decían: “¿No es éste Aquél a quien querían matar? ¡Y miren como habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es”.
Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: “¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy?
Sin embargo, Yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen.
Yo sí lo conozco, porque vengo de Él y es Él el que me envió”.
Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.

Reflexión

¿Qué era lo que esperaba el pueblo judío? ¿Qué Mesías y con qué características lo identificaban? Como Jesús es conocido, no le creen. No creen que sea capaz de ser el que esperan, el Mesías. Igual que nosotros. Nos hemos hecho una idea de Jesús, de lo que es, y estamos cómodos, porque nos lo hemos adaptado a lo que nos interesa. Esta actitud nos impide mirar, descubrir y buscar. Cuaresma, tiempo de gracia, tiempo especial de encuentro que nos invita a mirar al Señor en su camino hacia la Pascua; a descubrir su rostro y su ser ese Mesías que también nosotros anhelamos y a buscar los mejores caminos para convertirnos en auténticos discípulos suyos. Encontrémonos con Jesús, con su humanidad, pero también con toda la humanidad y con la creación, y seamos capaces de encontrar ese camino de cambio para celebrar la Pascua. Es cierto que por momentos, pareciera que Jesús se nos esconde, como  en una parte del relato del Evangelio, pero en finalmente se expresa sin callar nada, con todo lo que eso significa y con todas las consecuencias que eso trae: se proclama enviado de Aquel a quien Él conoce. Sin dudas habla de Dios y esta confesión determinará en sus perseguidores la decisión de matarlo.

En esta Cuaresma ¿qué camino y acciones hemos realizado para mirar, descubrir y buscar encontrarnos con el Señor?  En un contexto muchas veces adverso, ¿estamos dispuesto a proclamar a Jesús y testimoniar nuestra fe, asumiendo las consecuencias de esto?

Categories: Evangelio diario

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