+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
Reflexión
El evangelio de este Miércoles de Ceniza está sacado del Sermón de la Montaña y quiere ofrecernos una ayuda para hacernos entender cómo practicar las tres obras de piedad: oración, limosna y ayuno y cómo utilizar bien el tiempo de Cuaresma… Nos invita a transitar este tiempo cuaresmal de desierto: en oración sincera, simple; recordando que son pocas las cosas imprescindibles para vivir y que puedo ayunar de tantas cosas que me atan; con la certeza de que en el compartir nuestros talentos y bienes construimos comunidad. Jesús nos invita a ir a lo más profundo, a ser coherentes y sinceros con nosotros mismos. Nos aleja de la imagen, lo que se vive “de cara a la galería”. Nos adentra ahí donde el Padre nos ve tal como somos. Así, convertirse, hacer oración, ayuno y dar limosna, pasan por descubrir quién soy, quién es mi hermano, vernos y verle con el corazón de Dios, demostrarlo y descubrirlo amando en el pequeño momento de cada hoy.
A la luz de este texto ¿Qué critica y que enseña Jesús sobre el ayuno, la oración y la limosna?