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Marcos 9, 41-50: Más te vale entrar en la vida manco, que ir con tus dos manos al infierno.

28 de Febrero 2019     Freddy Araya    

28-12-2018

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Porque cada uno será salado por el fuego.
La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar?
Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros.
Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy nos presenta algunos consejos de Jesús sobre la relación de los adultos con los pequeños y excluidos. Con algunas imágenes algo crudas y exageradas Jesús busca alejarnos del pecado. Y nos ordena cuidarnos especialmente del escándalo, que consiste en hacer pecar a otro. Todo esto lo acogemos en los tiempos muy duros de pena, desolación y tristeza por los pecados cometidos por miembros de la Iglesia contra víctimas inocentes, que ahora salen a la luz. Como Iglesia y como sociedad estamos llamados a hacer todo lo posible por aclarar hechos, restituir en lo posible a las víctimas y establecer los mecanismos adecuados para que estas aberraciones no se repitan. Por eso, a la luz del evangelio de hoy pidamos por los más pequeños o débiles para que no sean víctimas de nuestras desavenencias o miserias, y pidamos para que sepamos curar nuestras heridas abiertas y no convirtamos en víctimas a nuestros prójimos con nuestras culpas.

En nuestra sociedad y en nuestra comunidad, ¿quiénes son hoy los pequeños y los excluidos? ¿Cómo está siendo la acogida, ejemplo y protección que les damos?

Categories: Evangelio diario

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