+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.
Y le hicieron esta pregunta: “¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?”
Jesús les respondió: “Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito”.
Palabra del Señor.
Reflexión
El evangelio de hoy habla de la Transfiguración del Señor: Jesús es el Hijo amado de Dios. Aquí Jesús se revela a tres de sus discípulos en su dimensión divina. Entre otras cosas vale la pena poner atención a algunos elementos. Muchas de las manifestaciones de Dios –teofanías– tienen lugar en un monte. Jesús también elige un monte alto para esta teofanía, probablemente el Tabor ya que es el monte más alto de la Galilea. La montaña alta evoca el Monte Sinaí, donde, en el pasado, Dios había manifestado su voluntad a la gente, entregando la Ley. Los vestidos blancos recuerdan a Moisés resplandeciente cuando conversaba con Dios en la montaña. Elías y Moisés, las dos mayores autoridades del Antiguo Testamento, en la escena conversan con Jesús. Moisés representa la Ley, Elías la profecía. Hoy no queremos recibir el evangelio haciendo memoria de lo que pasó, especialmente porque en ocasiones nosotros también nosotros caemos en la reacción de los discípulos. A veces, nos gustaría quedarnos ahí, haciendo tres tiendas… Aunque, como a Pedro, también a nosotros El Señor nos invita a bajar de la montaña, al valle donde está la vida de cada día, para vivir desde esa luz y con ese horizonte que hemos recibido de su Persona.
Tu fe en Jesús ¿te dio algún momento de transfiguración y de intensa alegría? Estos momentos de alegría ¿cómo te dan fuerza en las dificultades?