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Marcos 1, 40-45: La lepra desapareció y quedó purificado

17 de Enero 2019     Freddy Araya    

24-10-2018

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: “Si quieres, puedes purificarme”. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: “No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio”.
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a Él de todas partes.
Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy revela dos enfermedades presentes en tiempos de Jesús: la enfermedad de la lepra que dañaba y hacía impura a la persona y, la enfermedad de la soledad a la que era condenado por la sociedad y por la religión quien padecía esta enfermedad. Por eso hoy la buena noticia llega acogiendo y curando al leproso, así Jesús revela un nuevo rostro de Dios. La petición del leproso: “¡Si quieres, puedes limpiarme!” destaca la actitud de humildad del leproso que se acerca a Jesús de rodillas y le pide que lo limpie de su enfermedad. Destaca también una actitud que cuenta con la libertad de Jesús. El leproso no le impone a Jesús ser un Dios milagroso o todopoderoso, no sólo pone su confianza en él, sino que además le invita a que en su libertad considere la posibilidad de limpiarlo. Resulta muy interesante ver todo el proceso que se vive en torno a este milagro y destacar cómo el encuentro con Cristo transforma, sana y conlleva alegría, y desborde de gozo por la salvación encontrada, lo que a su vez implica testimonio, predicación, y bendición.

Sintámonos invitados como Jesús en nuestra libertad para limpiar lo que no está sano en nuestra vida; vivamos la humildad y la confianza de aquel que acude a Jesús para limpiarlo, porque tenemos necesidad de la acción salvadora de Dios. Una bendecida jornada para todos!

Categories: Evangelio diario

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