+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús; éste no estaba caído con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy, al celebrar la fiesta del apóstol Juan, en el Evangelio meditamos un texto claramente pascual. El relato del sepulcro vacío representa a este Apóstol en su búsqueda confiada del Maestro tan amado. En estos tiempos, Juan nos invita a ser como él, nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas y hasta las últimas consecuencias. Nos enseña a estar aferrados al amor de Dios y no abandonarlo nunca, al contrario amarlo más y más. Su figura y testimonio vale para todas las personas de todas las edades y generaciones. Pero destacando algo podríamos insistir: Juan era Joven, y con su juventud no tuvo miedo de amar a Dios y confiarse totalmente en él. Por eso hoy a todos nosotros y de manera especial a los jóvenes, se nos invita a mirar el ejemplo de este santo joven y ser como él.
A la luz del Evangelio de hoy pidamos al Señor que nos enseñe a quererlo, a buscarlo y a encontrarlo en el amor al Padre y los hermanos. Hoy con sencillez y convicción digámosle: “Enséñanos a sentirnos queridos como le sucedió a Juan”.