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Lucas 19, 1-10: El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

20 de Noviembre 2018     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy, estamos llegando al final del largo camino de Jesús hacia Jerusalén. Zaqueo, jefe de los publicanos de la ciudad; sujeto rico y muy ligado al sistema de dominación de los romanos, quiere ver pasar a Jesús, trataba de distinguirlo, pero la multitud se lo impedía. Su baja estatura, su limitación no le permitía poder adivinar el paso del Señor. Para lograrlo no le importa tanto la opinión de los demás; algo más importante lo mueve por dentro. Necesita subirse a una higuera para poder vislumbrar de una manera más certera la realidad de la vida, la realidad de una persona. Porque a veces la gente nos ahoga, la vida nos ahoga, los problemas nos ahogan, y hemos de elevarnos para poderlos distinguir, y solucionarnos. Desde arriba la vida se ve diferente. Los problemas se hacen más pequeños, y a la gente se le ve en su verdad. Las miradas se encuentran y Jesús, que en su recorrido vital por Palestina, recibe a los que no eran recibidos, nuevamente recibe como hermano a una de las personas que la religión y el gobierno de su tiempo excluían. Así Zaqueo pasa de ser mero espectador a ser protagonista, tras la palabra de Jesús: Hoy tengo que alojarme en tu casa. Jesús pasa por establecer la morada en él. En Zaqueo se expresa la alegría, y el fruto de esa alegría es el desprendimiento de sus bienes, el restituir a los pobres lo que le ha robado. El encuentro con Jesús no lo dejó igual, lo transformó en una persona distinta, caritativa y alegre. Por eso Jesús proclama como una bienaventuranza: “Hoy ha sido la salvación de esta casa”.
¿Cómo percibimos que la salvación entra hoy en nuestra casa y en nuestra comunidad? La ternura acogedora de Jesús produce un cambio total en la vida de Zaqueo. La ternura acogedora de nuestra comunidad ¿está provocando algún cambio en el barrio? ¿Cuál?

Categories: Evangelio diario

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