+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo, pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola: “Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido».
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”.
Y les dijo también: “Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido».
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte”.
Palabra del Señor.
Reflexión
El evangelio de Lucas multiplica las escenas en las que aparece de relieve la misericordia de Dios, debido a que quiere mostrar que Dios tiene misericordia de todos. El evangelio hoy nos habla de la actitud permanente de Jesús de acoger y perdonar a los pecadores con los que se encontraba. Algo que fue criticado, de manera continua, por los fariseos y letrados, las autoridades religiosas de entonces. Por eso las tres parábolas son dirigidas a los fariseos y a los doctores de la ley que criticaban a Jesús y, de algún modo, son dirigidas al fariseo o al doctor de la ley que existe en cada uno de nosotros. Esta relevancia que Lucas le da a la misericordia de Dios está orientada a mostrar la actitud que se debe tener para con los demás. Mirando algo del texto podríamos indicar que los fariseos y los escribas abandonaban a los pecadores y los excluían. Nunca irían tras la oveja perdida. Dejarían que se perdiera en el desierto. Prefieren a las 99 que no se perdieron. Y aquí se marca la diferencia, Jesús se pone en lugar de la oveja que se perdió, y que en aquel contexto de la religión oficial caería en la desesperación, sin esperanza de ser recibida. ¿Hoy es distinto cierto?
Con nuestras actitudes hoy en día ¿seríamos de los que van tras la oveja perdida? ¿Piensas que la Iglesia de hoy es fiel a esta parábola de Jesús?