+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
“Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: «Déjale el sitio», y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: «Amigo, acércate más», y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Mejor evangelio no cabía en este día. Nos habla de la humildad, dejar los puestos altos y quedarnos con los más bajos, con lo sencillo. Estamos viviendo tiempos de mucho exhibicionismo y mucho afán de figurar a cualquier precio. Jesús nos amonesta sobre este punto, y nos invita a recordar cuál es nuestro lugar. En la humildad de reconocernos tal cual somos estará nuestra grandeza. Esto resulta especialmente importante porque siempre queremos los puestos mejores, aquellos que nos hagan protagonistas de todo, ser los mejores. No esperamos a que nadie nos invite, nos ofrezca algo, mejor nos adelantamos. Jesús no vino a ser el primero, todo lo contrario… Deberíamos aprender de él, de su humildad, de su vida, y no pretender los primeros puestos. Por eso le decimos: Señor Jesús, maestro de humildad, concédeme caminar tu senda para llegar a la eternidad.
En nuestra relación de amistad con los demás ¿prevalece el cálculo interesado, la búsqueda de recibir recompensa? Y ¿al relacionarnos con Dios?