+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”.
Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Después del encuentro con un experto de la Ley mientras iba de camino, Jesús entra en un poblado y es acogido por sus viejos amigos Marta y María. Aquí el relato de Lucas es al mismo tiempo un hecho real y algo ideal, narrándonos la actitud de Marta y María ante el encuentro con Jesús. Marta entiende que la presencia de Jesucristo le impulsa al servicio a los demás, y María entiende que su actitud ante la presencia del Señor ha de ser la de la escucha de sus palabras, buscar el alimento que perdura. Ambas actitudes son comprometidas ante la presencia del Señor. Sin embargo, un servicio que no se alimenta de la Palabra de Dios, que contempla, es puro activismo, por eso, tal vez, Jesús reprende a Marta. Por otro lado, estar sentada a los pies del Señor no debe ser pasividad ni eludir responsabilidades, y mucho menos debe ser “flojera”. María está escuchando, está siendo discípula, está aprendiendo, preparándose para alguna misión que el Señor le pueda encomendar. Pero…, ¿no contradice esto, lo dicho en el relato del “Buen Samaritano” que nos invitaba a la acción? Definitivamente no. El servicio y la contemplación no son excluyentes, sino ambas necesarias. La contemplación implica la escucha de Dios, y el compromiso al servicio la consecuencia de esa contemplación. Ahora podemos comprender que es la escucha de la palabra de Jesús el comienzo absoluto de la vida de todo creyente. Es ésta, la mejor parte, la que deberá llenar de dinamismo y sentido nuestra caridad pastoral, nuestro amor al prójimo.
Mirando nuestra vida de discípulos misioneros nos podemos preguntar ¿Sé relacionar el servicio con la escucha de la Palabra de Jesús? ¿Me dejo llevar más bien por la ansiedad ante las múltiples ocupaciones?