Loading

Lucas 10, 25-37: Anda, haz tú lo mismo

8 de Octubre 2018     Freddy Araya    

lunes 9

0
Compartidos
0

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?”
Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”
Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”.
“Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida”.
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: «Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver».
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”
“El que tuvo compasión de él”, le respondió el doctor.
Y Jesús le dijo: “Anda, haz tú lo mismo”.
Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy nos presenta la parábola del Buen Samaritano. Meditar una parábola es lo mismo que profundizar en la vida, para descubrir en ella los llamados de Dios. ¿Cuántas veces hemos escuchado la parábola del buen samaritano? ¿Cuántas veces nos hemos identificado con cada uno de los personajes que aparecen en ella? Cada uno de ellos tiene una enseñanza diferente, no hay una única moraleja, porque es como sacar una foto de un paisaje y depende del ángulo desde donde se tome la imagen, aunque el paisaje es el mismo. Ahora bien, Jesús no cuenta la parábola para humillar al maestro de la ley, sino para conectar con lo mejor de este hombre, para abrirle un horizonte más amplio, para hacerle ver la buena noticia, con la que «tendrá vida». Por eso, con esta parábola el mandato de “amarás a tu prójimo como a ti mismo” ya no depende de quién está cerca mío, sino de ante quienes debo yo hacerme cercano, por eso que el secreto de la Vida Eterna puede vivirlo alguien que está fuera de la Ley, como es el samaritano de la parábola, que supo ver al necesitado, conmoverse ante su dolor, acercarse, y curar sus heridas.
¿Con qué personaje nos identificamos más? ¿Hemos actuado alguna vez como el sacerdote o el levita? ¿nos caracterizamos por no mirar de dónde ni cómo es el otro sino por ayudar y ya está??

Categories: Evangelio diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Valoración*