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Marcos 6, 17-29: Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo

29 de Agosto 2018     Freddy Araya    

2 de enero ok

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Herodes había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?” “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió ésta.
La joven volvió rápidamente donde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida, mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y ésta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.

Reflexión

Hoy conmemoramos el martirio de San Juan Bautista. El evangelio describe cómo murió el Bautista, sin proceso, durante un banquete, víctima de la prepotencia y de la corrupción de Herodes y de su corte. Juan Bautista es profeta hasta el último momento de su vida. Su coherencia y la fidelidad a la misión encomendada lo llevan hasta el martirio. El poderoso Herodes, en cambio, aparece aquí como un hombre débil e influenciable, que teme perder prestigio antes sus invitados y obra en contra de sus propias convicciones. Juan Bautista señala el camino para seguir ejerciendo hoy como Iglesia la profecía: con valentía, pasión y coherencia de vida. En nuestro mundo abundan los “Herodes” y escasean los profetas. De hecho, la mayoría de estos últimos han sido asesinados o silenciados. Nos indignan hoy los casos de corrupción en el gobierno, las administraciones del estado, en la propia Iglesia, pero quizá tendríamos que mirarnos más las manos y el corazón para cerciorarnos de que no están manchados… Y es que es muy fácil dejarse llevar por nuestros seudojuramentos, es decir, por poner mi ego como garantía de fidelidad, a pesar de que reconocemos y respetamos a Cristo y el Evangelio.
¿Conoces casos de personas que han muerto víctima de la corrupción y de la dominación de los poderosos? Y aquí entre nosotros, en nuestra comunidad y en la iglesia, ¿qué hacemos para no caer en ese juego y ser auténticos profetas? ¿estamos dispuestos?

Categories: Evangelio diario

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