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Mateo 19, 23-30: los últimos serán los primeros y los primeros los últimos

22 de Agosto 2018     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña, y les pagaré lo debido.» Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: «¿Cómo es que están aquí el día entero sin trabajar?» Le respondieron: «Nadie nos ha contratado.» Él les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña.» Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: «Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.» Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: «Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?» Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de hoy trae una parábola que encontramos sólo en Mateo. No la hay en los otros tres evangelios. Como en todas las parábolas, Jesús cuenta una historia hecha de elementos de la vida diaria de la gente. Retrata la situación social de su tiempo, en la que los oyentes se reconocían. Pero al mismo tiempo, en la historia de la parábola, acontecen cosas que nunca acontecen en la realidad de la vida de la gente; hoy en el Evangelio, vemos un poco de ambos aspectos. Mirando nuestra realidad, cuántas veces le reclamamos a Dios, pues pensamos que se ha equivocado con nosotros, que merecemos mucha mejor suerte que éste o aquél. Y es que no entendemos sus acciones, las vemos con los ojos del mundo. Cuántas veces teniéndonos por justos caemos en el desprecio a los demás, creyéndonos los que “sí creemos” y nos comportamos “como Dios manda”… jugando el juego de las élites que tanto se ha criticado… Todos somos semejantes ante Dios, da igual cómo y cuándo le hayamos conocido, cuándo nos hayamos unido a su pueblo. Él es Padre, y para un padre todos los hijos son iguales. Por eso, esta hermosa parábola de Jesús, aunque pudiera incomodarnos, finalmente nos hace sonreír al comprobar lo equivocados que estamos, pues por mucho que creamos que merecemos la bendición de Dios, finalmente la lógica y la Gracia de Dios es muy diferente a mi mirada.

La acción de Dios supera nuestros cálculos y nuestra manera humana de actuar. Sorprende y a veces incomoda. ¿Ha ocurrido a veces en tu vida? ¿Qué lección sacas?

Categories: Evangelio diario

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