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Marcos 10,1-12: Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.

25 de Mayo 2018     Freddy Araya    

19-oct

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de Él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.
Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”. Él les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?” Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”. Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, ‘Dios los hizo varón y mujer’. ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne’. De manera que ya no son dos, ‘sino una sola carne’. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
Él les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”.

Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de hoy unos fariseos le preguntan sobre la legalidad del repudio de la propia esposa. No dudan de la legitimidad del divorcio, sino de las diversas modalidades que, al respecto, contempla la Ley de Moisés. A la hora de responderles, Jesús no acepta entrar en discusiones ni planteamientos legales, de escuelas o corrientes de opinión. Y se remonta al proyecto creador de Dios, para luego indicar las razones por las que este proyecto se ha hecho imposible: La dureza de corazón. Cuando en el corazón se instalan otras opciones que no son el amor, la entrega, el perdón, el sacrificio, el esfuerzo por crear la comunión cada día… el proyecto, la voluntad de Dios se hace imposible. Cuando el egoísmo, el individualismo, la rutina, la falta de detalles y de diálogo, las ventajas personales y tantas otras… se enseñorean de uno… se hace incapaz de amar: a su pareja y a cualquier otro, incluido Dios. Con esto se nos recuerda que Por eso el matrimonio cristiano es algo más que un contrato legal; es una alianza estable, similar a la que el mismo Padre Dios ha establecido con su Pueblo y con cada uno de sus hijos, por eso, sólo con las fuerzas humanas es muy difícil la fidelidad y la entrega mutua «todos los días de mi vida».
En nuestra vida, en nuestra comunidad y sociedad ¿Percibo un apoyo efectivo a las parejas que desean casarse, sobre todo testimoniando la vida conyugal como experiencia de vida y de gracia?

Categories: Evangelio diario

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