Loading

Juan 13,1-15: Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

29 de Marzo 2018     Freddy Araya    

31-oct

0
Compartidos
0

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13,1-15
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?”. Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”. “No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!”. Jesús le respondió: “Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte”. “Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos”. Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: “No todos ustedes están limpios”. Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes”.

Palabra del Señor.

Reflexión

En este Jueves Santo, el relato de Juan sobre el acto del lavado de pies, nos pone de manifiesto el modelo de discípulo que Jesús espera de sus discípulos. Más allá de esperar ser servidos, los seguidores de Jesús deben estar dispuestos a servir. En nuestro medio actual hay un mal entendido sobre humildad y el servicio. Se asocia a ser una persona “apocada”, ingenua y algunos hablan de “servilismo” como un defecto peyorativo de quien lo practica. No se entiende el mensaje de Jesús en el mundo moderno. Quien actúa según los preceptos del Señor, junto con provocar irritación, tiende una sombra de sospecha: ¿“dónde estará la trampita”?, “debe tener una segunda intención”. Muchas veces se promueven falsos actos de caridad con mucha cobertura de prensa, para que se destaquen o para ganar adeptos a su causa. Por eso, hay que promover una “revolución del servicio”. Hoy más que nunca estamos llamados a renovar nuestro compromiso de servicio con la persona humana; pongámonos la toalla al cinto para lavar, curar, secar y perfumar tantos pies heridos de nuestros hermanos que nos rodean.
El lavado de pies es un signo de pertenencia y de misión… ¿Es el servicio algo que nos identifica como cristianos hoy?

Categories: Evangelio diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Valoración*