+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?»
El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.»
Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
El le respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras.»
De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme.»
Reflexiona
Jesús le encomienda a Pedro la tarea de apacentar el rebaño. Su misión es de conducir, guiar a la Iglesia. Se trata de un poder que es servicio y no una dominación. Es llevar a los mejores pastos a los corderos y ovejas. Es más fácil dominar, como lo hacen muchos dirigentes, pero la tarea de quienes dirigen la Iglesia es servir, lo cual implica sabiduría y prudencia. ¿Oro siempre por las autoridades eclesiásticas? ¿Busco siempre servir y no dominar a otras personas?