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Lucas 12, 13-21

17 de Octubre 2016     soporte    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
En aquel tiempo uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia.»
Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas.»
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: «¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha.» Después pensó: «Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida.»
Pero Dios le dijo: «Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?»
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios.»

Reflexionamos

La avaricia es un grave desorden del corazón que nos hace creer que estamos solos y abandonados en un mundo salvaje, del cual hay que cuidarse, y que hace imprescindible juntar todo lo necesario (entendido como pertrechos o suministros) para la sobrevivencia. Más allá de la ostentación y la vanidad, la avaricia tiene sus bases en el miedo a la existencia. La parábola de Jesús es simple y directa. El hombre no puede asegurar su vida, por más que abulte su cuenta corriente, y/o se llene de títulos académicos, y/o acumule experiencias intensas. La seguridad surge de reconocer que cada persona y pueblo está en manos de Dios, quien rige el mundo con bondad y nos invita a compartir la compasión con quienes nos rodean. La vida humana, por ser criatura, siempre va a ser débil, por más que uno se esconda en un imperio de bienes materiales. Sólo el que, con ciertos cuidados básicos, abre sus alas al viento, puede volar lejos y muy alto.
Por lo tanto, trata de percibir durante este día a qué se apega tu corazón como tabla de salvación.

Categories: Evangelio diario

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